San Luis Potosí, sábado 26 de julio de 2025.- Investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM destacan que, aunque solo dos géneros de arañas —los violinistas y las viudas negras— representan un riesgo para la salud pública, la mayoría de las casi 2,300 especies en el país tienen compuestos en su veneno con aplicaciones biotecnológicas.
Entre estos compuestos se encuentran las acilpoliaminas, que inhiben el crecimiento microbiano, neurotoxinas que afectan canales iónicos del sistema nervioso y péptidos con actividad antimicrobiana. Mediante técnicas como la cromatografía, se separan y analizan las diferentes fracciones del veneno para evaluar su efecto sobre insectos y mamíferos.
Una colaboración con laboratorios de Hungría identificó una proteína del veneno que interactúa con un canal de potasio específico del tejido cardíaco, lo que abre la posibilidad de desarrollar tratamientos para arritmias.
La UNAM subraya la urgencia de explorar alternativas frente a la creciente resistencia bacteriana, que se prevé podría causar hasta 10 millones de muertes anuales para 2050. Además, alertan sobre la dificultad para estudiar algunas especies debido a la destrucción de hábitats y colectas ilegales, así como el desconocimiento general sobre la función ecológica de arañas y tarántulas, que ayudan a controlar plagas.
El estudio resalta el valor biológico y medicinal del veneno de arañas y la necesidad de fomentar una cultura que diferencie cuáles especies representan un riesgo real para la salud.
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